ORAR EN NOMBRE DEL PADRE DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO


Jn 16, 23-28,
Jesus va a marchar de este mundo al Padre y nos va dejando en sucesivos textos un legado que cristianos y además catolicos no debiéramos jamás olvidar:.Como Logos eterno junto al Padre ha venido a encarnar al Dios y Padre siempre invisible pero algo desfigurado en el Antiguo Testamento por su presentación (antropomórfica) como Rey y Señor de ejércitos , algo colérico y vengativo . Era la forma de decir que no podemos jugar con Dios ni tomarle en vano (2°precepto) porque es enteramente justo. Pero el Invisible con Jesus a los que vivimos en la tierra se nos ha presentado como un Padre de infinita misericordia , para nada violento ni justiciero sino siempre dispuesto al perdón hasta a los enemigos en cuanto manifiestan arrepentimiento. Nos ha puesto aquí en “tiempo de gracia” y nos quiere libres y bien dispuestos a aprender de quien mejor ha encarnado la eterna sabiduria del Padre. Y ese es Jesus. Por tanto en nuestra (ojalá) oración diaria ,hemos de invocar ,como nos enseñó Jesus al Padre de rostro amable como nos enseña en el Padre Nuestro . Pero hemos de invocar también al Hijo porque con la sabiduria del padre nos ha encarnado a la perfección la forma de amar Dios siendo hombre y ver su modelo de vida es imprescindible para no perdernos en nuestras fantasias espirituosas mentales . Es el modelo mas válido para encarar bien el camino de esta vida e imitarle a El en pensamientos, palabras, obras y actitudes. En actuar así tenemos la seguridad de que no estamos lejos del Reino. Invoquémosle pues y dejémonos modelar por el Hijo y hermano nuestro y sigamos su talante no violento y pacífico, su amor ilimitado y su compromiso con los mas pobres viviendo con sencillez….
Pero el modelado de Jesus no es acabado si no recibe “la chispa inspiradora” del Espiritu que a la vez que es Creador y por ello conocedor de lo creado con todas sus potencialidades y carismas sabe por ello mismo cómo “soplarnos” quién es el verdadero Jesus el que viene Enviado del Padre a quitar los pecados del mundo desde su compromiso manifiesto en la cruz y el que nos despierta carismas y gracias aun dentro de nuestra pobreza humana que nos confiere un rostro amable para poder amarnos y valorarnos entre nosotros al estilo de Jesus. Invoquemos, pues al Espíritu Santo que nos hace descubrir al Dios trinitario y nos invita a una participación con gran intimidad como de amigos con la Trinidad .
Y un paréntesis a la vista de algún exceso posible de amor mariano. Hemos oido decir que algunas madres muy cristianas (¿monjitas?) con aquello del “empoderamiento de la mujer” están queriendo cambiar la consabida formula de invocacion trinitaria que hacemos en la señal de la cruz al decir “En nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo” . No contentas con esta triple invocación meten aquí a la Virgen Maria diciendo: En nombre del Padre, “del Hijo y su Madre”, y del Espiritu Santo”. Conviene decir a este respecto que la Iglesia maltratada pero sabia por vieja, aun no ha declarado a la Virgen como Dios aunque la Virgen estuvo muy cerca de El cuando aceptó encarnarlo en su vientre y los teólogos en un “arrebato” la llamaron “madre de Dios” (=asi lo decimos en el Ave Maria aunque quizàs debieramos llamarla madre del Logos hecho hombre) Ella es el mayor orgullo de nuestra raza pero no se alegraría de suplantar a Dios de quien se consideraba esclava. Asi, pues, vayamos con flores a Maria y venerémosla, pero que nuestro mayor tesoro sea el suyo: Jesus, su Hijo y el “Nostre Señor”.