VIVIR PARA ANUNCIAR LOS VALORES DEL REINO.

En Mt 5,13-16 Jesús ha presentado las Bienaventuranzas como las exigencias o expectativas que Él pone sobre sus discípulos y marcan todo un estilo de vida: vivir con sencillez y humildad, luchar por la justicia y la paz, sufrir y compadecerse por los demás, estar dispuesto a sufrir persecución por seguir ese ideal cristiano… Todo eso no es una ideología ni reductible a ella.
El discípulo recordemos que en su aprendizaje con Cristo ha vivido experiencias importantes. Se han sentido pecadores e indignos de ser discípulos y han recibido el perdón. Han tenido dudas y cobardías ante los fracasos y experiencias de muerte y han recibido la luz de Cristo resucitado y la fortaleza del Espíritu.
Por tanto lo que aquí se predica no es sólo una ética de máximos (=Proponerse metas altas) cuando tanta gente se contenta con hacer lo mínimo, sino que hay evangelio. El discípulo está “dispuesto a todo” porque en Jesús ha captado una fuerza de vida y sentido que lo llena todo.
Ser discípulo de Jesús es entonces simplemente responder al amor que Jesús nos ha manifestado con el mismo amor.
Y es entonces cuando el discípulo en su actuar no sólo destila la luz de la bondad natural presente en toda la creación,(hay quien la busca en los perros 😞😳) sino la bondad del que se siente con deuda de gratitud por ser re-generado, reconciliado y rehabilitado para trabajar por el Reino.
Canto:”Anunciaremos tu Reino Señor”.

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