Comentario homilético 12/2/2.017

 Hoy con Mt 5, 17-37 Jesús nos comenta cómo hay q entender algunos preceptos como el no matar, el  no adulterar y el no jurar en falso . Su radicalismo(= -ir a la raiz de estos males) nos sobrecoge :¿quíén habrá q pueda con semejantes cargas? Jesús no sólo pide no matar sino ni siquiera pelearse u ofender con pabras al prójimo. No sólo prohibe adulterar sino  recrearse en pensamientos y deseos de adulterio. No sólo nos pide q no juremos en falso sino ni siquiera con verdad. Espera q nuestras palabras sean tan certeras q baste con el si o con el no sin necesidad de ser avalados por el cielo morada de Dios ni por la tierra estrado de sus piés.

    Entender la profundidad de estos preceptos quizás no es posible si no entendemos q desde la encarnación de Dios en los hombres y especialmente en los más pobres (Mt 25) , la línea más directa para alcanzar a Dios pasa necesariamente por el amor y respeto a los hombres con tal finura y exquisitez como si del propio Dios se tratara.

   Y claro está, una exigencia tal no se puede   entender si al hombre que somos, pecador y mortal, no le llega “fuerza especial” q transforme su percepción del mundo y del hombre.

 Y por ahí va la necesidad de la fe como apoyo a nuestra debilidad.

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