Comentario homiletico 17/12/17

El tercer Domingo de Adviento-llamado Gaudete (alegraos!) celebramos la alegría inmarcesible q nos nace de una Esperanza q jamás decrece. Esta nació en la humanidad desde sus orígenes con el primer evangelio (Génesis)en q se anunció q una mujer pisaría la cabeza de la serpiente (el mal representado por el demonio). Y esa esperanza alimentada por los profetas vino a concretarse en María la joven israelita q aceptó la Encarnación de Dios en la tierra a traves de ella. Nada de esto es ni será jamás contrastable pq pertenece al misterio de los misterios q es el mismo  Dios. Pero esa esperanza se concretó en el Hijo de María cuyo nacimiento evocamos en la Navidad. Y visto lo q hemos visto en Jesús el hijo de María , encontramos motivos para exultar de alegría. Dios va a encarnarse. Y la alegría q nace de la más profunda verdad nace. Que Jesús no es una ilusión. Su nacimiento e historia y vida nos van a descubrir no solo cómo es Dios sino qué es el hombre  cuando acepta a Jesús como el Mesías y Dios. El es la verdadera y más profunda esperanza de la Iglesia en estos días. Y nuestro deber es testimoniar- la al mundo que sabe de fiesta pero no de alegría . Y es q el secreto del hombre no está en la sola razón sino en en la fe q la fundamenta y anima.

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