Comentario homiletico 18/3/18

Jn 12,20-33
Estamos en las fiestas de San José. Con las fallas y el ambiente creado podemos percibir la grandeza del vivir. En la falla caben todos :bebés, niños, jóvenes , viejos. Todos visten de gala con los trajes tradicionales. Y hay algarabía y música y truenos y baile y buñuelos y expresión artística en los monumentos falleros con su punto de crítica . Es el sentido de la fiesta q por suerte hemos recogido de nuestro pasado y q no debemos permitir q se pierda en nuestras mega-ciudades de hoy.
Pero habría q preguntar a nuestros falleros gracias a que ha sido esa fiesta q cada año hace posible q miles de personas vengan a disfrutar de ese ambiente . Preguntad a algún fallero entendido y os contará con detalle todo el proceso seguido para hacer posible la fiesta: vender lotería, ahorrar para pagarse el traje, trabajo desinteresado preparando actos, etc.. y eso q ha hecho posible unos días de fiesta ha llevado un año entero de preparativos. Preparativos q se han realizado con ilusión y entrega pero tb con esfuerzo y generosidad. Sólo así entendemos q se llega a una fiesta en paz.
Y desde aquí podemos entender la lección q hoy nos quiere dar Jesús con la parábola del grano q se entierra para dar fruto.
Es la que hemos de aprender al largo de la vida o la descubrimos por la fe en Jesús al q aceptamos como Camino , Verdad y Vida.
El sueño de la infancia y la juventud es disfrutar y vivir la vida con todos sus placeres. Es entender la vida como un paraíso en q todo se nos da hecho y como al alcance de la mano para disfrutarlo sin apenas esfuerzo. Es la experiencia de la fiesta en q todo es hermoso y gratis.
Pero Jesús nos descubre la cara más oscura de la vida: vivir así la vida como una fiesta es posible pero enterrandonos cada uno y muriendo a nuestro hombre viejo hecho de egoísmo e insolidaridad, de pereza y envidia y tantas otros sentimientos contrarios al buen entendimiento social.
Entonces y solo entonces, cuando entendamos el vivir como un compartir por igual las cargas, nuestra cruz se hará más llevadera y se llevará hasta con espíritu alegre y deportivo . Y nuestra fiesta empezará no solo el día de la fiesta sino desde el inicio de los preparativos de la fiesta porque el simple vivir así -al estilo cristiano- valorando el deber cumplido, es una fiesta.

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