Comentario homiletico 8/4/18

Hec 2,42-47 y Jn 29, 19-31.
Hoy en la eucaristía recordaremos dos escenas evangélicas de impacto. En el evangelio Jesús se aparece al grupo de discípulos estando las puertas cerradas , les da la paz y les envía a la misión de evangelizar q ya les había encomendado en vida. Tomás q no estaba en ese momento y no quería creer si no veía y certificaba su identidad viendo y tocando las llagas de Jesús se percata de
l hecho y se arrodilla clamando “Señor mío y Dios mío.”
La llegada a la fe de Tomás es por videncia (ha “visto” al resucitado) . Jesús no obstante llama bienaventurados a los q no por ver sino por fe creen en El.
Y la primera lectura nos cuenta cómo vivían las primeras comunidades de cristianos. Oraban con frecuencia y compartían sus bienes de modo q a nadie faltaba lo necesario. Ese espíritu en su vivir es la mejor muestra de q Jesús resucitado está presente en su Iglesia y es su cabeza y guía.

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