Jn 20, 1-18
La relacion de Maria la de Magdala con Jesus empezó con una curacion o con la expulsion de 7 demonios. Las tradiciones al respecto poco añaden al fondo de su relación con Jesús porque tanto recibir la sanación de Jesús como el perdón fueron el primer impacto que hizo dar un vuelco a su vida . Es tanto como decir de Jesús : “este hombre puede con todo en mi vida, con enfermedad y pecado”. De modo que a partir de ahí su vida fue una sola cosa con Jesús. Primero llorando de alegria por la sanación o liberación de sus pecados y luego por la pérdida de Jesús en la cruz donde estuvo con Maria “la Madre” mas la otra Maria la de Cleofás y Juan .
Y es la Magdalena la que hoy llorosa encuentra la losa del sepulcro abierta y a Jesus a quien confunde con el jardinero y le pregunta por el paradero del cuerpo de Jesús. Y cuando Jesus la nombra con sus labios. .. ” Maria” capta la voz del Maestro y así lo proclama ella temblorosa y palpitante. Está tan cerca de Jesús que aun sin darse cuenta le puede tocar. Y escucha de ese momento vivencial tan profundo las palabras que van a hacer historia: “NOLI ME TANGERE” (“No me toques”) seguidas de una explicación…”que aun no he ido al Padre mio y al Padre vuestro”. Y Maria seguramente tuvo que guardar estas palabras en su corazón a falta de una comprensión mas acabada del misterio que ocurría.
Y Maria llena de contento por el encuentro radiante con el resucitado va a ir volando a comunicar a los apóstoles que ha visto al resucitado.
Son 3 encuentros-experiencia con Jesús los que ha vivido Maria : el encuentro liberador, el encuentro con el Jesus del Calvario y la Cruz y el encuentro con el Resucitado.
Llamarla, entonces apóstol es justo. Llamarla apóstol de los apóstoles es realidad porque asi ocurrió en la historia. Y para mí humildemente y creo que con muchos, la considero junto con la Madre- Virgen , la más cercana a Jesús y privilegiada y reconocida por Jesús siendo la primera persona a la que se aparece resucitado y a su vez Magdalena debió ser la que con mas énfasis y convicción debió vitorear a todas las gentes la suerte final de Resurreccion y no de muerte habida con el Crucificado.
Con Magdalena vivamos hoy nuestra suerte de seguidores de Cristo : suerte de profunda esperanza y de Resurrección.

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