Lc 21, 34-36
El evangelio de Lc termina con una llamada de alerta de Jesus : “no se embote la mente o no tengais pesado el corazón”. Son dos expresiones que quieren traducir el estado de postración y de incapacidad de recta percepcion de la realidad cuando se ha llegado a depender tanto de adicciones que la vida del ser humano en esa situacion se hace ingobernable. La mejor lucidez en la captacion de este importante problema humano la suelen tener nuestros amigos que reconocen que “han tocado fondo” y han tenido que recurrir a UCAS (unidad de conductas adictivas) o a terapias de apoyo. Pues bien, en alguna medida bastante significativa nuestra sociedad del bienestar solivianta la mente de muchos y “normaliza” estilos de vida insostenibles o insoportables con diferentes excusas:”tu te lo puedes permitir”, “esto es lo que se lleva hoy”; es la vieja tentacion de la manzana que hoy toma infinitas formas: hiper-consumo, movil, redes, y los clásicos alcohol tabaco, droga, sexo etc…esa es la vida de vicio o libertinaje que siempre ha sido como “patrimonio” de las clases adineradas – que se lo podian pagar- y que hoy parece que quiere compartirse y acercarse a las capas medias y bajas de la población como si de un derecho se tratara y para no ser menos que los ricos. En fin, de alguna forma Jesus nos está pidiendo a sus discípulos de entonces y de ahora, una mayor lucidez de mente y corazón . Un saber estar bien con nosotros mismos con nuestra realidad, gobernándonos como señores con nuestras posibilidades reales y con una libertad no falsa sino real. Es la postura de pie y señorial la que nos pide para esperar la llegada del Hijo del Hombre :la definitiva y la que celebraremos en la proxima Navidad .

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