CALMA EN LA TEMPESTAD


Mc 4,35-41 La tempestad calmada por Jesús- sea entendida como expresión simbólica del bienestar que los 12 sentían con Jesús, o como hecho real y maravilloso, o providencial, no es lo que más nos sorprende . Lo curioso es que Jesús asocie el miedo con la falta de fe “¿a qué viene tanto miedo? ¿acaso no tenéis fe?”
Jesús ha sorprendido a sus discípulos con una fe muy pagana y natural. La fe del que cuando le sobrepasan los acontecimientos y no encuentra respuesta adecuada se aclama a todo lo habido o por haber. Es la fe que encontramos aun hoy en quienes se encuentran con una enfermedad grave o con una muerte . Es la fe del que se resiste a la desesperación, al sinsentido de algo que puede ocurrir y trastoca todos los planes. Quien ha respondido con esa fe simplemente ha reaccionado contra el sinsentido como contrario a su espectativa existencial , aquella por la cual sentimos lo que nos ocurre como injusto. Algo que no debería ser y va contra la razón de existir.
Pero Jesús les está abriendo la puerta a vivir otra suerte de fe. La fe en el creador y dueño de la vida; la fe en el que puede hacer posible la convivencia en paz y sin miedo aun en los peores momentos de la existencia. Es la fe del que encontrándose con Jesús se siente como que ha pasado de la muerte a la vida y a una vida que ya no acabará. Vive pensando que la vida terrestre es caduca y que la muerte terrestre nos parece mas que “el final del camino” una puerta que se nos abre a una nueva dimension de la existencia mas allá del espacio y el tiempo(=Cielo).
Canto:”El Senyor es la meya força”.

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