Comentario homiletico 18/9/19

Lc 7,31-35
La parabola de los niños jugando en la plaza que invitan a otros a participar con cantos funebres de entierros (lamentaciones) o con cantos alegres (de bodas) Jesús los atribuye en su significado al estilo de vida sobrio de Juan q ” ni comia ni bebía” y por eso el pueblo- con su pizca de maldad- le tildaba de “endemoniado” y a su propio estilo (el de Jesús) que “come y bebe” con naturalidad y por ello se le considera “comedor y borracho”.
En verdad Jesús está marcando dos estilos de vida muy diferentes: el de la vida ascética que busca acercarse a Dios a través de ayunos, sacrificios, oraciones y penitencias y el camino del compartir con todos siguiendo el rio normal de la vida comprometiendose y acompañando a todos con el gozo del despertar cada dia a la vida.
En el “olfato” del pueblo que al caricaturizar dicen algo de mentira pero también mucha verdad la sospecha se cierne sobre ambos estilos de vida pero el texto de la parabola termina diciendo que los discípulos de la sabiduria dan la razon al estilo del que ” come y bebe” con publicanos y pecadores- como hacia Jesús -aun a riesgo de escandalizar.

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