Comentario homiletico 21/7/19

Lc 10,38-42
Jesús se hospeda en casa de las hermanas Marta y Maria. Y Marta se multiplica en los trabajos de cocina y atención del huesped hasta q explota ante Jesús pq Maria está a los pies de Jesús simplemente escuchándole y sin hacer nada. Sorpresivamente Jesús critica a Marta pq anda nerviosa y alterada en su trabajo y valora mas positivamente la tarea de Maria dedicada a escuchar al maestro.
Visto con objetividad ambas tareas la de preparar las cosas para agasajar al invitado y la de escuchar son necesarias. Pero Jesús ha resaltado la de escuchar como más importante. Y esto nos puede servir en todos los órdenes de la vida.
Estamos en verano, tiempo de compartir en familia o con amigos. Si vemos los wps parece q lo importante es el buen comer, la imagen de la paella y del lugar mas idóneo, pero a buen seguro q el resultado mas positivo de la convivencia no viene de haber comido bien sino de habernos sentido escuchados, acogidos y valorados en esas tertulias y de haber escuchado a otros explayarse con espontaneidad y sinceridad. Parece como si el ambiente del banquete está en función de mejorar la comunicación. Y así es en verdad. No es un acto gastronomico más.
En ese sentido Jesús ha resaltado el valor de ese encuentro como la oportunidad de escucharnos todos en profundidad.
Hay un aspecto aún mas peculiar: si importante es q nos expresemos y escuchemos unos a otros pq en ello está en juego nuestra satisfacción , escuchar al maestro es aún mas importante para los que queremos hacer su voluntad y la preferimos a la nuestra. De ahí el verso del salmo q repetimos como un mantra: “ojalá escuchéis hoy su voz”.

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