Comentario homiletico 26/6/19

Gen 15,1-18
La historia de Abraham se va leyendo estos dias con episodios dignos de recuerdo. Son los hechos de su vida y su profunda relación con Dios a quién él pretende obedecer por encima de todo, lo que le va a merecer el titulo de “Padre de la fe” para todos los creyentes en Dios tanto judios como cristianos y musulmanes. Las tres grandes religiones provienen de un tronco común q hunde sus raices en Abraham. Y los hechos testigos de su profunda fe son estos
1. Entiende que Dios le llama a formar un gran pueblo ,y sale de Ur de Caldea al desierto “sin saber adonde iba ” en busca de la tierra prometida q Dios le va a dar.
2. Abraham cree q su mujer q es anciana le va a dar un hijo según la promesa hecha por Dios y esa promesa -en la q creyó -se le cumple con el nacimientos de Isaac.
3. Abraham siente la llamada de Dios a sacrificar a su hijo Isaac y Abraham sube al monte a sacrificarlo cuando un angel le indica en el supremo momento q no lo sacrifique. Su fe ha sido probada y valorada con agrado por Yavéh Dios.
Desde entonces a Abraham le consideramos el Padre de todos los creyentes. Su obediencia ciega a Dios puesta a prueba en estos hechos tan contrarios a lo humanamente razonable lo definen así y valen para entender la firmeza absoluta de la fe en Dios que nos hace ver q para Dios nada hay imposible aunque lo habitual no es pedirnos imposibles irracionales sino facilitarnos y capacitarnos para hacer facil y natural lo que es de por sí bastante dificil. Ese es el “camino de virtud” que sigue “la senda estrecha” en la vida de la que nos habla Jesús.

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