Comentario homiletico

Jn 4,5-42
 Hoy es el Domingo 3° de Cuaresma en que con la samaritana presentamos al Señor diferentes formas de sed dignas de estudio y meditación: los judíos que caminaban por el desierto pedían agua a Moisés; los abundantes vividores de nuestra farándula festiva piden cerveza, litrona o coca. La samaritana que está junto al pozo y dialoga con Jesús hace ver que se siente despreciada por los hombres por ser mujer, por los judíos por ser extranjera y por las mujeres por ser de conducta poco recomendable.
Jesús, a la samaritana y a tantos como estamos sedientos con formas diferentes de sed, nos ofrece su agua. El agua que puede calmar toda forma de sed: de autonomía, de reconocimiento, de sentido, de amistad, de amor, de alegría…
Y puede calmar toda sed y hambre porque ha preparado un banquete especial para todos sus invitados en que Él mismo, con su palabra y con la ofrenda de su cuerpo y sangre, será nuestra verdadera comida y nuestra verdadera bebida.
“Tomad y comed esto es mi cuerpo”,”tomad y bebed esta es mi sangre” derramada para el perdón de los pecados.
Así es como Jesús sacia nuestras particulares formas de hambre y sed, amándonos aun siendo pecadores y sentándose a la mesa con nosotros.
Es Cuaresma -y para mas inri- estamos en cuarentena todos confinados en nuestras casas para evitar contaminar y ser contaminados.
La alarma nos puede parecer excesiva pero es necesaria. Y obedecer y lavarse las manos y ponerse mascarillas cuando estamos expuestos, ahora entendemos que es imperativo para evitar contagios y muertes. En esta situación crítica a nivel nacional e internacional hoy es sanidad la que nos ha dado la alarma. Pero hay alarmas y denuncias en el terreno moral que vienen de parte de los “profetas del evangelio del Reino” y merecen ser escuchadas con no menor atención pq si bien el covid-19 atañe al cuerpo el mal moral en todas sus formas insensibiliza el alma hasta parecernos normales conductas como faltar el respeto a las personas, o a los animales, o al medio ambiente. O mentir, o no cumplir la palabra dada o vivir desconectado de Dios y del amor auténtico que es el que de El dimana.
Ahora, no nos faltarán propuestas en forma de conductas bien concretas con que pasar la cuarentena de la mejor manera posible. La nuestra tiene larga historia y es la que en los 40 dias de Cuaresma se nos propone: entrar en el sagrario de nuestra intimidad y desde nuestra conciencia y en contacto con Dios ver noblemente cómo va nuestra conexión con Dios y con los hombres. Es tiempo de ITV personal, de oracion y penitencia. Merecemos ese tiempo. Y hay que aprovecharlo.

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