Comentario homiletico 4/9/19

Lc 4, 38-44
Cuando vemos el quehacer diario de Jesús da la impresion de que todo lo enfoca hacia un fin primordial: comunicar y dar vida a las personas de su entorno. Unas veces curando como hoy que increpa a la fiebre de la suegra de Pedro para q salga, o imponiendo las manos “a cada uno” de los enfermos y los iba curando. Segun lo que va haciendo diríase q lo primero para él era evitar sufrimientos y limitaciones de las personas: procurar que todos pudieran minimamente disfrutar de la vida. Esto lo entendia todo el pueblo y por ello dice el texto q “querian retener a Jesús”.
Parece que con Jesús se ha hecho presente el Dios de vida : un Dios capaz de manifiestarse a todos y a cada uno con una cercanía que era imposible no sentirse impactado bien por su palabra como por sus gestos:imponer manos sobre la cabeza, tocar a los leprosos, a los ciegos, abrazar a los niños….
El mensaje de Jesús va a entenderse pues en primera instancia como mensaje de liberación y sanación. Es imposible olvidar sus propias palabras en que manifestó cual era el fin de su venida como Mesías:”he venido para que tengan vida y vida abundante. (Jn 10.10.).
Hoy podemos plantearnos qué tal asumimos los cristianos esa misión de dar vida como hacía Jesús.

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