Comentario homiletico

Lc 12,35-38
En el pensamiento de Jesús solo el que ha asumido la actitud diligente del siervo siempre dispuesto a acoger y servir con bondad y prontitud, está en condiciones de recibir al Señor cuando venga y llame a nuestra puerta, tanto cuando le oimos venir y llamarnos para participar y construir aquí su Reino como si nos llama a entrar en el Reino definitivo o Cielo. Para éstos, – ojalá así ocurra con nosotros – la venida puede ser y probablemente será sorpresiva como la llegada del ladrón, pero no desagradable, porque sabemos, asi nos lo dice , que en una u otra llamada, El vendrá como novio y nos sentará a la mesa y nos servirá y hará objeto de trato confidencial y preferente . ¿No fue como trató Jesús a sus apóstoles en aquella última y memorable Cena de Pascua?.

Los comentarios están cerrados.