26/05/2022

Jn 16-16-20
Revelar es quitar el velo que nos impide ver la realidad tal cual es. En la vision nuestra cuando se han formado cataratas que nos impiden ver bien el oftalmólogo nos quita ese velo para ver con mayor nitidez. Pues bien esa es metafóricamente la función de la fe. Una función que empieza a estar en acto cuando veo la realidad oyendo la revelación que me hace el Padre de cual es la verdad última de las cosas. Que no es como nos las pintan sino de muy otra manera. Va y resulta que el mundo en el que vivimos no es propiedad de nadie pq Dios es su único propietario y por tanto dueño y Señor y nosotros los humanos somos tan sólo jornaleros y cuidadores del jardin y ay la que nos espera si como se deja de ver hemos despedazado el mundo repartiendonos -como si fueramos- dueños del botín. Por revelación sabemos también que todos somos creaturas de Dios, y los hombres imagen de Dios, por nuestra capacidad puesta por Dios de actuar en libertad y poder ser y vivir como seres responsables o vivir como inmaduros e incapaces de responsabilidad alguna ni como por tanto merecedores de auténtica libertad. Es la condición de tener que trabajar para ganar el propio sustento. Y ello no es castigo sino forma de realización o mision nuestra en la vida . En las dificultades del trabajo de tenerlo o no, o de encontrar graves dificultades, veremos la mano negra del pecado de los hombres por el mal uso o abuso de la naturaleza a la que hemos de aprender a tratar.
Ahora, cuando escribo estas cosas tan elementales del mundo de la fe que hasta un niño pequeño ve , recuerdo los autos sacramentales de Lope de Vega y Calderon de la Barca de nuestro siglo de oro. Un tiempo abierto a la fe y que se explicaba con bella literatura al alcance de cualquier mente y quedaban todos los oyentes encandilados e ilustrados con la sabiduria de la revelación .
Y hoy ,en que vivimos tiempos funcionales por la ciencia y la tecnologia, parece que mas se tuerce al hombre a vivir con la ilusión de la dominación: lo queremos todo bonito y al instante aunque no lo merezcamos, sino “por ser vos quien sois”. Pero somos esclavos del tiempo que nos hace perecederos -ahora lo percibimos como nunca- y la vida es un teatro en que a cada uno le corresponde hacer un papel ,y en definitiva es un sueño que pasa raudo y veloz para merecer tras el paso por la muerte la vida de resurrección. Eso es lo que nos dice la fe. Pero parece que hoy se vive mas para el tiempo , que siempre es perecedero y fugaz, que para la eternidad. Es el tiempo de la arrogancia y la prepotencia del que se cree sabio con argumentos irrebatibles que solo fallan por un punto básico,: que tiene los pies de barro. Todo lo humano viene del humus de la tierra y reclama radical humildad. Y eso se vive radicalmente desde la fe porque en si misma es un don de Dios . Por eso los creyentes damos siempre gracias a Dios por la fe que nos ayuda a ver la vida desde otra dimensión.

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