NUEVO ROSTRO DE DIOS

Lc 1,57-66
Juan es nombre hebreo que significa “Dios es Clemente”. Y Zacarías e Isabel anuncian que su hijo se va a llamar con ese nombre.Los evangelios lo subrayan por su profundo significado para los creyentes en Dios . En efecto,si Dios , que es Creador (y por tanto capaz de llevar su creación a perfección infinita o también a su destrucción ), va a venir sin embargo como un Mesías despojado de todo poder , vamos a decir “como hecho un niño” pero con la inmensa fuerza motivadora del amor … entonces nos llama la
atención que apenas Juan emprende su misión se vaya al desierto a preparar los caminos del Señor con una autoexigencia y austeridad tan grande en el vestir, el comer y el beber que no parece corresponderse con el Dios de misericordia que va a florecer. ¿Acaso hay que tener miedo a ese indefenso niño que va a nacer de Maria en Belén? o más bien ocurre que Juan inspirado por el Espíritu en el desierto ha intuido con fuerza de verdad incuestionable que un Dios así ” hecho un niño” va a ser un fracaso memorable si no hay hombres con corazón preparado para hacerle un lecho digno y estable? ¿acaso no sabía Juan cómo las gasta este mundo con los débiles si no controlamos a los truanes ambiciosos sin freno?
La labor de Juan por ello, la podemos ver como una tarea titánica: preparar un tipo de hombre capaz de la mayor autoexigencia por amor a todo lo que Dios ama y creó empezando por lo más débil como un niño . El Espíritu le hizo ver que ese gran respeto, amor y consideración no se puede tener hacia lo creado si el hombre no comparte aspiraciones e ideales a la altura del propio Dios que ahora se presenta no como poderoso e invisible creador universal sino como” Padre amoroso Universal”. El amor casa bien con el ideal que es la religión(=reunir todo en Dios ) pero mal con la ley del mundo que es ambición.
Y el problema hasta la venida de El Mesías era que el mundo estaba sometido con sus vivientes a fuerzas y leyes naturales pero la nueva presencia del hombre en el mundo las desequilibró. El ser humano libre creció en orgullo y ambición y bien pronto creció la desconfianza en el mundo hacia los otros hombres y así nacieron tribus separadas, y naciones e imperios con una ley insoportable: lograr unión por miedo y dominación. Y Juan intuyó que ése no era el camino: había que estrenar con el nuevo rostro de Dios un hombre nuevo que diera mas importancia a las fuerzas débiles (en apariencia) del amor . pero ¿ estaria preparado el hombre para dar ese salto cualitativo? ¿creería el hombre viejo , rufián , ladrón y poderoso creer en la fuerza de la ternura y el amor como fuerza moderadora para gobernar el mundo? Y así es cómo empezó a predicar antes y hoy en el desierto del mundo que el que tenga dos túnicas dé una al que no tiene ninguna y el que tenga poder para extorsionar se conforme con menos. Es el gran mensaje del vivir desde el amor auténtico:
estar dispuesto a autoexigirse ,sacrificarse y responsabilizarse (=hacerse responsable del conjunto del mundo y no sólo de “los míos”) para que todos los hombres podamos tener los derechos mínimos que nos hagan iguales. Por ahí nos diría (pensamos hoy) el Juan que preparó la venida del Mesías, hay que empezar: poniéndonos a la altura de los más pequeños .Con un bautismo de Penitencia nuevo para celebrar bien la Navidad .
Posiblemente un hombre Nuevo a la altura del tiempo global en que estamos requiere de una profunda puesta a punto en una Litúrgia Penitèncial Joánica a nivel comunitario y personal .

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