Comentario homiletico

Mt 14,22-36
No parece posible caminar sobre las aguas y hoy vemos a Jesús caminando sobre ellas. Y Pedro quiere imitarle pero le falta fe y se hunde. Y se aclama a Jesús “Sálvame”. Y Jesús le toma de la mano y de nuevo echa a andar.
Esa es nuestra propia historia de fe. En ella confluyen -no sin lucha -el tener que hacer nuestra voluntad y la de Dios. El tener que hacer las cosas “al modo divino “con humildad y anonimato o al modo humano buscando hacer lo que me agrada y con aplauso del respetable.
El negativo y depresor factor del covid más nos plantea y nos va a demandar grandes exigencias. Hacer resurgir una economía en cuarentena, un trabajo que peligra, unos estudios alterados ,nos exige un plus de esfuerzo , pero sobre todo de fe. La fe en uno mismo que recuperamos porque otras veces hemos superado problemas parecidos, pero ademas “la fe que se invoca” recurriendo a Dios ya que la psicológica se hace poca. Asi vemos que hacen algunos futbolistas cuando quieren convertir el prosaico trabajo de dar patadas a un balón en un arte de precisión elegancia y brillo e invocan a Dios con la señal de la cruz.
Convertir la vida diaria en un arte de “buen hacer” cuando las suertes vienen buenas o mal dadas es una exigencia que viene desde el impulso de la creación “creced, ..dominad la tierra y sometedla”(Gen1,) y para lograr esa satisfacción en el diario vivir nos hace falta la invocación de Pedro imitando a Jesús y haciendo las cosas en su nombre.