15/09/2022

Lc 2, 33-35
Con la Festividad de la Virgen de los Dolores el evangelio nos propone hoy
la noticia -profecia del anciano Simeón en que le comunica que una espada atravesará su corazón ya que Jesús va a ser piedra de toque para la salvación o condenación de muchos. Pero éste no es sino el primero de los dolores de la Virgen recogidos en la tradición religiosa de devoción a la Virgen María. A este hecho luctuoso seguirán; la huida a Egipto para evitar la matanza de Herodes a los inocentes; la pérdida y encuentro del niño en el templo de Jerusalén discutiendo con los doctores cuando apenas tenia 12 años ; el encuentro con su hijo cargado con la cruz camino del Calvario ; ver a Jesús crucificado entre delincuentes; recibir en sus brazos el cuerpo muerto de su hijo y enterrarlo.
Hoy que inventamos palabras nuevas para acuñar hasta sentimientos dolorosos y capacidad para resistirlos hemos aprendido que esa capacidad de mantenerse afrontando bien los embates de la vida heroicamente se le llama “resiliencia” y es lo que Maria tuvo que aprender por influjo y fuerza espiritual derivada de la fe mas que por recursos o técnicas psicológicas. Y llena de gracia es como tuvo que afrontar las dificultades del Calvario hasta la muerte de su hijo Jesús y más allá.
Y es que la fuerza de Dios por la fe ha de enraizar en nuestra voluntad para adquirir el temple de asumir el dolor ajeno y el propio y querámoslo o no la gran fuerza de resistencia viene de encontrar sentido al dolor uniendolo al sufrimiento de Cristo y haciendolo corredentor. En la mente de Maria como en la nuestra ha de estar siempre presente que si esa fué la suerte de Jesús ¿cómo no vamos a aceptar la nuestra como discípulos que somos? Nos vale para llegar a esa profundidad de conformidad y aceptación del sufrimiento las palabras que tantas veces oimos de nuestros mayores creyentes ” más le pasó a Jesús y era el Hijo de Dios” . lo que nos lleva a poder decir como Pablo “ Todo lo puedo en aquel que me conforta.”/Flp 4,13.-