31/10/2022

Lc 14,12-14
Amar sin esperar recompensa por pura gratuidad y sin limite alguno como pide Jesus hasta a los enemigos es humano o divino?
Semejante exigencia de amor fue vivida por Jesus si aceptamos como verdad indiscutible historicamente que Jesus pasó su vida haciendo el bien con los pobres, enfermos y marginados de la vida haciendoles objeto de su preferencia vital sobre todo en 2 ambitos :el de la salud y el de la comensalia o sentarse con otros en simpoósion o para comer -algo muy tipico de nuestra cultura mediterranea.
Hoy la reflexion sobre el tema nos puede servir para hacer uso de la necesaria introspección a la que dedicamos poco tiempo pero es lo que puede hacernos mas autenticamente humanos.
El texto nos presenta hoy a Jesus
en diálogo con un principal fariseo (que cree en la resurreccion de los muertos al fin de los tiempos) y que invita a Jesus a comer.Jesus se explaya indicando a quienes debe invitar con preferencia: a pobres, enfermos y marginados que jamás podrán recompensarle. Le está en definitiva pidiendo que actúe por fe. En efecto, le está como diciendo ¿no crees que Dios hará justicia al fin de los tiempos? Pues bien actua así y Dios aquel dia te recompensará.
En este caso da el argumento de que va a recibir pago pero despues de esta vida .Tras la resurrección. El creyente entonces está actuando en principio por fe en la promesa y no por compasión o empatia. El problema de esta forma de actuar por fe es como por obediencia a lo que Dios manda aunque sea algo casi imposible. Pero ¿puede Dios mandarnos cosas que superen nuestras fuerzas y sean practicamente imposibles? Una doctrina clásica nos dice que “Deus imposibilia non yubet”(=Dios no nos manda cosas imposibles) o sea que si entendemos por ejemplo que con el amor a los enemigos conmigo se esta pasando porque en este caso o circunstancia no puedo porque no me nace y hacerlo me saldría tan mal que es mejor no hacerlo cabria aun como ultimo recurso pedir a Dios que me ayude para encontrar la forma de hacer posible el amor en esas circunstancias tan adversas. Pero algo de razón tienen los que por no creer en Dios tienden a exigir mas empatia para actuar con bondad natural de modo que no parezca pura obediencia ciega y a disgusto de una norma de imposible cumplimiento’. La consecuencia entonces para el creyente que quiere actuar por fe es que ademas se nos debe exigir el peaje que se pide a todo el mundo : que puestos a hacer obligaciones las hagamos bien con agrado , empatia (= mirando las cosas como las ve el necesitado), y simpatia.
Y a creyentes y no creyentes habrá que decir que la naturaleza y la historia genera muchas desigualdades y que el llanto de los oprimidos por cualesquier desgracias impacta en la conciencia de toda la humanidad y reclama nuestra responsabilidad para que el bien-estar llegue a todos.
Y nos queda aun un interrogante fundamental: los seres humanos parece que necesitamos como un amor inicial incondicional. Habrá quien lo vea en una prodigalidad natural de la naturaleza, otros la veremos en el infinito amor de Dios que ha regalado amor hasta a la naturaleza, pero todos parece que estamos dispuestos a cantar al maravilloso hecho de vivir. Es el mayor y mas basico regalo. Cuidar el don de la vida es nuestra mayor responsabilidad (Gen ,2.).