PADRE DE AMOR SIN LIMITES

Mc 7, 24-30
Es el grito de sùplica existencial bien expresivo y trascendente el que la mujer sirofenicia lanzó a Jesús y con él logró atravesar todos los controles y reservas que la sociedad y el mismo Jesús le pusieron .
Es una vez màs la voz de los excluidos la que mueve a Dios a actuar como Padre de misericordia. El Dios tárdo a la ira y rico en piedad se manifiesta historicamente a los hombres cuando se aclaman a Dios con fe. Jesus así nos lo hace ver en varios relatos como la curación del paralítico de la piscina,( a recordar en estas fechas en que celebramos a la Virgen de Lurdes, ¡poderosa intercesora¡ (mujer tenia que ser ), o la curacion del siervo del centuriòn, o del ciego de nacimiento. Es la misericordia del Dios de Jesùs que mueve sus entrañas a quien le trata como Padre. ¿ O es que va a ser casualidad que Jesús invente para nosotros la oración el Padre nuestro? Ahora nos toca releer este texto para leer no sólo con el cerebro sino con el corazón comprometido ,este pasaje lleno de detalles que nos asombran y descubren la gran fe de esta mujer que se atreve a acercarse a Jesús siendo extranjera y mujer, y no siendo judia de raza ni de religiòn… pero confió en Jesús y su súplica logró la sanacion de su hija endemoniada .
En estos dias de larga pandemia y zozobra social parece que todo lo esperamos del poder de la ciencia y la tecnologia . Pero ojo, no los entronicemos como dios porque como no lo son nos convertirá a todos en pobres esclavos(si no lo està ya haciendo ). Mejor será tratarlos como lo que son : medios a nuestro servicio para solucionar algunos problemas y no todos…. y dejemos que Dios sea Dios . Consuelo y apoyo en dias de exequias y enfermedades, pero sobre todo animador de vida , de amor y de alegria . Y eso ,cada dia porque la vida es gracia solo a El debida.
Y una pregunta dicha por el propio Jesús nos resulta acuciante en estos momentos ya no de desafio sino de casi menosprecio y dejación de la fe: ¿ encontrará el Señor cuando venga al fin de los tiempos esa fe? (Lc 18,8).Hoy estamos todos para decir a Jesús aquel canto repetitivo: “Sé mi luz, enciende mi noche”, mi noche. Sé mi luz”