SEMILLAS DE GRACIA Y ESPERANZA


Mc 1,29-39
Si algo profundo unió a Pablo y a Jesús, como se desprende de estas lecturas, es el celo por anunciar el Evangelio y hacer que la Buena noticia renovadora de esperanza llegue a todos. Ambos sienten la urgencia de predicar el evangelio de tal modo que han convertido su vida en “una vida itinerante” al servicio del evangelio.
Pablo ha asumido la tarea de predicar el evangelio como una misión que se le ha encomendado y que no puede reusar porque no lo hace por gusto o capricho ni por recompensa alguna, sino una vocación que le sale de lo más dentro (tampoco es una obligación que se hace de ordinario con desgana). ¿Lo entendemos? Pues eso mismo vemos hoy con Jesús: está rodeado de gente que le busca y le necesita y después de hacer oración dice: “vamos a otra parte a otras gentes de Galilea que para eso he venido”.
Pablo y Jesús no vivieron para sí mismos sino para la causa del Evangelio. Y por esa causa renunciaron a la tendencia natural a rodearse de bienestar y de los buenos y fieles amigos. Así hicieron verdad con su vida aquellas palabras que en reposada meditación dijo Jesús un día: “quien busca su vida la perderá, pero el que entregue su vida por mí y por el evangelio la salvará.”
Así se nos presenta a todos la tarea de Jesús y de Pablo. Una tarea que nos debe embarcar a todos de por vida y que hay que hacer sin prisas, pero sin pausas. El Reino urge anunciarse a los que como Job andan sin ánimo ni esperanza. Y el día y la noche son cortos para el mensajero de Gracia.
En este tema el Papa Francisco es un experto vital (dice lo que él mismo hace) cuando invita a la Iglesia a salir a las periferias para que a todos y sobre todo a los más desfavorecidos le lleguen motivos de esperanza.
¿Estamos dispuestos a ser mensajeros de Gracia y Esperanza?
Canto: “Sois la semilla que ha de crecer”

TESTIGOS CON EL EQUIPAJE JUSTO


Mc 6,7 -13
Andar por la vida como “hombre viator” u (= hombre viajero) como decía Gabriel Marcel o como hombre de Iglesia Peregrina es hoy mas que nunca una exigencia del que quiera vivir con fidelidad al evangelio y a los tiempos que corren.

  1. Por exigencia del evangelio nos recuerda el texto de hoy que quien quiera ser predicador y testigo o apóstol del evangelio ha de vivir con el equipaje justo porque la Buena noticia de la alegria pura del evangelio que queremos transmitir no pertenece al orden material sino que es obra del Espiritu en nosotros. (y esto tendremos que hacernoslo ver en estos tiempos tan materialistas en que estamos de” turismo gurmet”.
  2. Por exigencia de los tiempos tan cambiantes y hasta convulsos y contradictorios se hace necesario extremar y cribar la pureza de los valores que predicamos de modo que la transparencia en nuestro decir y obrar sea el yunque de prueba de la verdad que creemos profesar.
    Ello no va a significar que vamos a buscar una forma de vida “martirizada ” por las renuncias. Nos debe bastar la sola renuncia al mal y a lo que nos esclaviza, para andar con espíritu libre y sano. Y con todo, la sabiduria y experiencia de la madre Iglesia de dos mil años nos va a recordar que por nuestra condicion humana vamos a ser siempre “simul, justus et peccator” (=a la vez justos y pecadores) porque la fe nos propone altos ideales como el amor y el perdón hasta a los enemigos y no queremos rebajar metas para no empequeñecer las posibilidades infinitas del ser humano llamado a ser y vivir desde el bautismo como hijo de Dios.
  3. Y pienso en cuantos mayores nuestros ven que sus jóvenes no siguen los pasos de la práctica de la fe porque les cuesta identificarse con la Iglesia como comunidad . Ojalá no pierdan su fondo de bondad natural u
    o educada por vosotros, pero manteneos firmes en la fe practicada en comunidad porque la fe sin comunidad pierde fuerza al diluirse en individualidades y protagonismos peligrosos…. No se es santo sólo para Dios si no se es tambien para la comunidad.Canto “Iglesia peregrina”.