Comentario Evangelio 6/12/16

En la simplicidad de esta parabola (tan repetida) de la oveja perdida de Mt 18,12-14 nos sorprende la actitud con que el pastor y el Padre buscan a la oveja . Van movidos por el sufrimiento , desgracia y peligro en que se encuentra la oveja. Van a ayudar a su rescate. Y luego viene la fiesta y la alegría al encontrarla.
Aquí no se mide el esfuerzo del pastor y del Padre por encontrarla . Dan por supuesto que vale la pena.
Tampoco pastor y Padre se ponen a deliberar sobre
la culpa de lo ocurrido. Simplemente van a liberar . A ayudar.
Van con el amor por delante y no con pre-juicio alguno.
Por supuesto que cuando van a rescatarla tienen pensamientos sobre lo tonta que ha sido la oveja y la cierta culpa que pueda tener en descarriarse pero los aparcan porque lo primero es liberar de la angustia al perdido.
Esa parte de análisis de lo ocurrido y los porqués, y de juicio, queda en manos del socorrido y de su libertad. Si hay malicia, pecado o error es cosa a deliberar por el propio actor de su desgracia y en todo caso ya la reconocerá ante su conciencia y ante Dios.
Quizás encontremos aquí un buen patrón de conducta los que educamos a personas o trabajamos en Cáritas : lo primero es ayudar a liberar al que sufre de su situación precaria y luego- “santa paciencia” y respeto a la libertad individual para no incurrir en juicios condenatorios invadiendo la intimidad de la conciencia personal.

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