Comentario homiletico 12/8/18

Jn 6, 41-52 es continuación del discurso de Jesús sobre el pan de vida. El pan q se entrega para la vida del mundo.Un pan q encierra muchas promesas de vida en plenitud e incluso de vida eterna. Los primeros cristianos recordaban con un dibujo en cerámica de panes y peces – la fuerza par la vida q da la unión con Jesus alimentando nos de su palabra y de su cuerpo y sangre.
La cabal comprensión para el hoy en q estamos nos la da la 1a lectura de 1 Reyes 19,4-8 en q vemos al gran profeta Elías agotado por el largo y duro camino del desierto q llega a desearse la muerte tumbado bajo una retama. En ello un angel le tocó y le dijo: “levántate y come” Elías comió una torta de pan y bebió la jarra de agua q le había dejado el ángel en la cabecera y dice la escritura q con la fuerza de aquella comida caminó durante 40 días hasta el Horeb el monte de Dios.
Y esta narración es bien aplicable a nuestros tiempos de hoy. Nuestros profetas -con Dios y sin Dios -peleados en mil batallas intentando hacer las cosas bien están muy cansados e impotentes pq se sienten como ante muros infranqueables. Hablemos de los padres q quieren educar bien pero ven q no pueden con los medios ni tampoco la escuela. Hablemos de quienes entraron en política por un servicio al pueblo y se ven forzados a callar o a irse pq hay mucho podrido. Hablemos de los sindicalistas q ven tarea imposible defender al trabajador frente al capital.
¿Vale la pena realmente seguir en esas luchas? …
Y ahí viene la invitación de Jesús. Con El y probablemente solo unidos con el podremos vencer el mundo e implantar la semilla de bondad verdad y justicia y libertad q El manifestó con su vida entregada hasta la muerte. Y para llegar a esa meta como Jesús necesitamos “comer de Jesus” como símbolo y realidad. Ser eucarísticos.

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