Comentario homiletico 27/1/18

El profeta Natan ayuda a David a reconocer su mal actuar. Le hace ver el sufrimiento q debió tener su lugarteniente Urías al ver q el propio y admirado rey David le arrebataba a su mujer y luego le entregaba a la muerte.
David al caer en la cuenta de su mal da muestras de sincero arrepentimiento y Yaveh le concede el perdón.
Es destacable q en el Judaísmo como luego en el cristianismo hablamos del hombre pecador y de la necesidad de arrepentimiento , de no permanecer en el fango y volverse a levantar. Así la santidad del rey David cómo la de todos los Santos q han sido no es exclusiva de los q nacieron y vivieron “sin pecado” (cosa q no es ni creíble ) sino de todos aquellos q reconocieron sus males y como Pedro los lloraron amargamente y se dejaron ayudar por el Señor.
Cuando en nuestra época vemos andar tan ufanos a muchos ciudadanos q van de “sin pecado” pero luego “cantan ” las verdades de sus fechorias para reducir las penas de cárcel vemos cuál es el problema de fondo: no se nos educa en el reconocimiento del mal y en el arrepentimiento a tiempo y asi se va generando una sociedad de “listos” mafiosos auténticos depredadores de los bienes de todos.
Por suerte el camino de Jesús contempla , no elimina las debilidades humanas sino q parte de la realidad del hombre tal como es: debil, pecador y necesitado de arrepentimiento y perdón.

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