Comentario homiletico 5/7/18

En Mt 9,1-8 Jesús utiliza un lenguaje provocador para despertarnos a la fe sobre lo q es realmente importante en la vida. Se ha encontrado con personas con fe e inicia su accionar dirigiéndose al paralítico y dándole el perdón. La gente q como creyente sabe q el perdón es cosa de Dios se extraña y piensa y ?quien es este para perdonar pecados? Y Jesus- q sabe q el hombre es un poco torpe para lo espiritual y valora fácilmente lo espectacular- realiza como prueba de su poder divino la curación corporal.
Jesús así nos descubre q el sanar para El fue solo un signo para q comprendieramos q con el había llegado la salvación pero la plenitud de ella no era la curación corporal sino el perdón.
Así lo había anunciado Juan el Bautista cuando lo presentó como “el q viene a quitar el pecado del mundo”.
Comprender esto hoy es de la máxima importancia pq para los males del cuerpo ya está la medicina y para los psicológicos la psicología ,pero el mal q nace del interior del hombre y se traduce en falta de amor y respeto a personas, robos, mentiras, traiciones etc..hace q
el camino de la vida sea intransitable sin el perdón . No es posible la paz profunda personal , psicológica y social sin poner en práctica el perdón y disponernos al cambio de mente y de actitudes. Esta es la dimensión moral y espiritual del ser humano.
Por creación hemos sido hechos a imagen de Dios e hijos de Dios por el bautismo y por ello nuestra primera exigencia es pensar q hemos de dar cuentas a Dios de nuestros actos. Y tb a la sociedad pq influimos en ella por acción u omisión.
Habremos de pensar más cada día en lo q es vivir en gracia y paz de conciencia viviendo la alegría del perdón en la Iglesia y disponiendo-nos a ofrendar lo mejor de nosotros para la edificación del mundo y del Reino.

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