Mt 1, 1-17
Como si de un hecho biológico se tratara, la S.E. (=Sagrada Escritura) presenta la genealogia de Jesus y va nombrando todos los antecesores que tuvo Jesús por parte de José como por parte de Maria su madre. Parece que en ello nos va el saber la pureza de sangre de nuestros antepasados y como quiera que sobre nuestras cabezas pende el letrero “conocete a ti mismo” no son pocos los que buscan – o buscamos- reconocerse entre sus antepasados rastreando entre el valle de huesos ya muertos, signos de su identidad que mas le reconforten para su autoconocimiento.
Pero en Jesus la pretensión del sagrado libro inspirado es algo diferente. Su vida de prodigios en curaciones de todo tipo hasta resucitación de muertos como Lazaro y luego la suya propia- que fué no ya resucitación sino resurreccion a la vida definitiva en la otra dimension celeste) fué tan palmaria e incontestada -que lo que se trataba era de manifestar que Jesus -al que luego se le llamaría el Cristo, y Dios, era a la vez auténtico hombre de esta tierra e hijo de hombres con vida e historia conocidas . No habia que dudar de su perfecta humanidad ni tampoco de su perfecta divinidad. El misterio del nacimiento divino y humano de Jesus quedará atisbado cuando la propia Sagrada Escritura dirá de José que fué padre adoptivo y Maria- al decir del angel – daría a luz por obra del Espíritu Santo.
Entramos con estos textos que nos propone la liturgia, pues ,en la contemplacion del misterio de la venida del Dios y Hombre que se encarnó y cambió el curso de nuestra historia humana dando un nuevo horizonte y forma o estilo de vivir que puede cambiar en bien todas las cosas. Pero hay que estar muy atento a esa Sabiduria celeste que quiere venir a derribar todos los muros y fronteras que todavia quedan. ¿Encontraremos esa fe capaz de esas hazañas de las que solo un amor trascendido y divinizado es capaz?. Esperemos una Nueva Navidad y con ella una Nueva Humanidad.

Los comentarios están cerrados.