En Lc 7, 19-23 vemos a Juan Bautista el profeta en la cárcel sumido en profundas dudas respecto de la personalidad de Jesús a quien había anunciado como el Mesías que viene a quitar el pecado del mundo. ¿Cómo no venía con amenazas y condenaciones con el bieldo en la mano para quemar la paja en el fuego inextinguible (Lc3, 17)? Y por ello manda discípulos suyos a Jesús para preguntarle si es el que ha de venir o esperan a otro.
Y Jesús, como prefiere siempre, contesta cuál es su misión con hechos: los ciegos ven, los inválidos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”.
Y es que Dios al venir con nosotros en Jesús ha querido manifestar no el rostro de justicia y condenación sino el de su infinita misericordia. Y también las Iglesias, y nuestra Iglesia, si quiere evangelizar hoy tendrá que hacer como Jesús, no tanto predicar teología y verdades que trascienden tanto que nadie entiende, sinó hechos de misericordia que se están realizando en favor de toda la humanidad. Hoy nuestra sensibilidad es como la de Tomás, : “si no lo veo no lo creo”. Y en ello hoy Jesús se nos muestra con la mayor actualidad al decir: “por las obras los conoceréis” que es como decir, mirad :” los cojos andan, los ciegos ven, los sordos oyen, y a los pobres se les anuncia la Buena Nueva” porque ven en los amigos de Jesús motivos de Esperanza..

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