Comentario homiletico 24/4/19

Lc 24,30-35 y Hec 3,1-10
Los dos textos de hoy representan muy bien la alegoria del vivir del ser humano que busca y se acerca a Jesús con fe.
Los discípulos q van camino de Emaús comentan la decepción de su historia con Jesús. De nada habia servido andar con él. No lograban entender qué liberación les iba a traer . Era un camino a recorrer sin alforjas ni provisiones el q estaban siguiendo y q para Jesús terminó en el calvario.
Pero continuan de camino y se les une un misterioso viajero q conoce las escrituras y les da una diferente version de los hechos. Todo lo ocurrido estaba oculto a sus ojos pero estaba ocurriendo como estaba previsto. Esa forma de vivir la vida q Jesus estaba viviendo con ellos era el buen camino a seguir. El nuevo compañero de camino les va hablando de cómo se van cumpliendo en Jesus todo lo previsto sobre él en las Escrituras y ellos se van entusiasmando en el diálogo. ¿entonces todo lo q habian hecho servia de algo? ¿el fracaso de Jesús no era tpoco su fracaso pq estaba anunciado? Pero ¿que hay de lo de Jesús si con su muerte está todo acabado? Pero ¿cómo puede estar muerto si hablando de el se han emocionado?
En esto, el camino ha terminado y le han invitado a cenar. Y al bendecir la mesa y partir el pan le han reconocido. ¡Es el que ha resucitado como habia anunciado¡
Ahora ya no quedan solos en la noche aunq Jesus se ha marchado. Quedan con el corazón ardiendo. Al igual que ellos caminando , Maria y Pedro y Juan dicen haberle visto y andan agitados. Hablan con una fuerza especial de lo ocurrido con Jesús y ya lo predican en el templo y por las plazas. Hasta están tan convencidos de q el nombre de Jesús abre puertas de bendicion y salud q le han dicho a un paralitico a la entrada del templo q echara a andar en nombre de Jesús ya q no tenian oro ni plata q darle y el paralítico saltaba de gozo dando gracias a Dios.
Pedro y Juan q “han visto” al resucitado son muestra viva del poder de la fe cuando se ha contactado con el resucitado abriendo caminos de vida nueva y plena en si y en otros viajeros ansiosos y fatigados.

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