Comentario homiletico

–Mt 23, 1-12 es una denuncia fulminante de Jesús a la forma de actuar el mundo. Es la forma que nace del sentimiento de debilidad en el hombre y del miedo e inseguridad que luchan por subsistir en un mundo donde se impone la ley del más fuerte. Pero estas armas para la supervivencia: actuar para aparentar, buscar el privilegio y los primeros puestos merecidos o no, adornarse con títulos que me distancien de los demás y que me den como más poder y autoridad…todas esas formas de conducta hacen al hombre profundamente inauténtico e incoherente con su propia naturaleza porque lo saca de su ser natural para aparentar falseando su propia realidad. Y esto que es malo de por sí en el orden de la naturaleza si no fuera comprensible por la ley más básica de la supervivencia es, sin embargo, punible en el Reino de Dios y sobre todo en sus líderes religiosos. En esta dimensión del Reino el valor del hombre le viene de ser querido por Dios y por eso creado y por eso redimido. Y por ello ni miedo ni inseguridad debieran tener tanta vigencia en la vida normal del cristiano. Y menos aún en los que detentan poder en donde estas armas del mundo pueden llevar, como de hecho vemos hoy a actuaciones demoledoras: mentir u omitir la verdad corrompiendo la información para conseguir más escaños, …y la lectura nos aconseja una actitud fundamental: la humildad: ponernos en línea con los más sencillos para que resplandezca más allá de la apariencia nuestra más auténtica verdad.

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