Comentario homiletico

Mt 5,17-19
La clave de este texto la podemos ver en la expresión de Jesús cuando dice que
“no he venido a abolir la ley de Dios sino a llevarla a plenitud”.
Sin duda con los 10 mandamientos nos aseguramos un pueblo libre de muertes, robos, mentiras. Nos aseguramos de que las máximas autoridades de los hombres que son los padres y Dios sean respetadas – siempre que se cumplan.
Pero Jesús no quiere un Reino de Dios construido sobre unos mínimos.  Quiere que se construya con la ley del Amor que es más exigente y creativa, más detallista y libre. Y por ello bajo la ley del amor va a invitar no sólo a no matar sino a dar vida hasta a los enemigos. No solo a no robar sino a colaborar con los propios bienes en lo que podamos. No solo a no mentir sino a decir la verdad, buscarla y defenderla.
¿Y qué decir del 1° y 4° precepto? Algo tan simple como que sin Dios y sin padres el hombre se siente profundamente perdido y desorientado. Parece que uno no se siente bien si no tiene claro su origen humano y/ o divino. Son necesidades tan básicas que, si faltan, se tambalea el edificio de la construcción personal. Y por ello deberíamos tener todos hacia esos orígenes fundantes nuestro mayor respeto y atención.

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