Comentario homiletico

Jn 20,1-19
Los detalles del. evangelio de hoy son y semejan a una sinfonia del despertar del dia. El globo solar no es lo primero sino que va precedido de una tenue claridad que se va abriendo paso por el cielo haciendo visibles las nubes antes cubiertas por la noche.
Asi fue ocurriendo en Maria y Pedro y Juan cuando se acercan al sepulcro. Primero llega Maria y ve con sorpresa la piedra que cerraba el sepulcro movida. Entra en el sepulcro y encuentra las vendas que cubrian el cuerpo de Jesús en el suelo y el sudario que envolvia su tostro plegado en un lugar aparte. El primer pensamiento es ¿dónde está el cuerpo? quien se lo habrá llevado? Luego según van llegando a la tumba Pedro y el otro discípulo constatan el mismo hecho : el sepulcro esta vacío. Queda en el misterio lo ocurrido. y a su mente ante lo inexplicable vienen los recuerdos:los frecuentes y molestos anuncios del maestro de su muerte. de sus palabras indicando como es dando la vida como se gana. y aquello del grano de trigo q si no muere y se entierra no da fruto. Y ellos han visto a Lázaro muerto y vuelto a la vida. Y mas aun lo que impactó a su fe pudo ser aquella frase de Jesús de que “el que no quiere creer no lo hará aunque un muerto resucite”.
Ellos, como discípulos han creído a Jesús y le han seguido. Han intentado seguir sus enseñanzas y vivir con sencillez y entrega. También con debilidades como Pedro q le negó pero luego lloró arrepentido. ¿dónde, pues ha quedado la presencia y la figura del resucitado? Qué cuadro maravilloso y fulgurante nos lo puede describir como vencedor de la muerte abriendo la procesión de vividores resucitados?
Pero el Señor no ha querido que un simple lienzo diga el gozo pleno del resucitado. Es en la propia vida de los discípulos creyentes de profunda fe donde los que quieran creer podrán ver al Resucitado.
Es en el corazón joven e idealista del creyente donde Jesús hace no ya ver sino sentir y seguir a Cristo luz resucitada y resucitadora.
A vivir pues ,con pleno gozo la Pascua. Y que la luz del resucitado inunde nuestro corazón de esperanza y corage para creer y luchar por un mundo nuevo después del grave contagio.

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