Comentario homiletico

Jn 16,12-15
Dice Jesús que cuando nos llegue el Espíritu El nos descubrirá todo y ya no hará falta preguntar pq su verdad estará como poseyendonos a todos. Es una verdad que es a la vez histórica porque se descubre con especial fuerza ahora y a la vez es metahistorica porque siempre va a hacer falta llevarla a la historia como principio de acción sanadora. Y esta gran verdad que Pablo pregonara diciendo q “el mundo entero está gimiendo como con dolores de parto esperando la restauración definitiva de todas las cosas”…. pues bien, ese tiempo oportuno de restauración universal es ahora. La universalidad de la pandemia que estamos sufriendo nos esta haciendo ver como nunca la pequeñez de nuestra tierra y la enorme gravedad que nuestras pequeñas ,pero constantes acciones contra ella pueden repercutir en el aire que respiramos y en la salud de la vida toda de nuestra Casa Común. La mayoría de nuestras instituciones y la misma Iglesia languidecen faltas de objetivos reales y urgentes que les muevan a enfrentar el mal común que no es el virus sino lo que él significa. Hace ya años el Papa Francisco fue el precursor anunciando la necesidad de una “ecología integral” que nos movilizara a todos los hombres de todas las culturas y razas y religiones para un cambio de conducta radical que fuera regenerador del mundo en que estamos. Y pasa el tiempo . Y todos continuamos mirándonos al ombligo y como pensando que la solución de todo es acabar con el confinamiento y vivir la vida fácil del bienestar que nos deja a todos “colocados” .
Pero ahora es el tiempo del “Ya o nunca” “it s now or never” . O tomamos en serio la llamada universal a la revisión de nuestras conductas suicidas cortando de raíz lo que es un mal para todos, o los peores males no habrán hecho mas que empezar, porque al mal de la salud se le viene de inmediato el económico y a no tardar mucho el climático. Es el tiempo de hermanarnos pero no con el pensamiento enfermo y excluyente de” vive y deja vivir “porque tu te lo puedes permitir ” sino con el pensamiento de que vivamos sobria y sencillamente con un estilo de vida tal que “todos , absolutamente todos, nos lo podamos permitir”.
A este respecto me viene a la mente un comentario que escuchaba a un fiscal responsable de capilla de Rauco -una pequeña comunidad de Castro capital de las islas Chiloé. Abraham se llamaba de nombre y aspecto y habla solemne cuando hablando yo de la virtud de la unidad el me corrigió diciendo: “no es una virtud Padrecito sino una necesidad .Es q si no somos unidos perecemos”.

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