25/02/2022

Mc 10,1-12
Nunca ha sido facil cumplir el precepto” hasta que la muerte nos separe” de Jesus en el matrimonio. De hecho por nuestras tierras corría el dicho de que ” si tocaren a misa a descasar al primer toc estaría la Iglesia plena”. Y Jesus justifica la dureza de este mandato dado por Dios diciendo que” lo que Dios ha unido no lo separe el hombre “y reinterpretando el Genesis donde se deja ver que la unión plena del hombre, o el hombre “bien acabado” por creación está llamado a vivir en esa complementaridad como en una sola carne. A esta consideración de las cosas se gustaba decir en teologia que así tenia que ser el matrimonio como por “designio divino”. Y no faltan razones de peso para abogar por esta tesis clásica del matrimonio unico , en fidelidad e insisoluble : el bien de la prole como se decía , que en lo fundamental significaba la estabilidad emocional y existencial del niño apoyado en la estabilidad emocional y existencial de sus propios padres. Por cierto, parece que nadie está dispuesto a poner el foco de atención en las profundas huellas emocionales que produce la separacion de los padres en los hijos……. Ahí no hay urgencia de destapar estigmas en los hijos y generar derechos .Sólo nos preocupan los pobrecitos padres a los que todos queremos facilitar la mejor vida por el bien de sus hijos……… Y sin embargo hoy, los jóvenes tienen el mayor abanico de posibilidades para elegir pareja y a gusto del consumidor….etc… Estamos ante un tema que requeriría la mayor atencion de especialistas porque si protejemos los ecosistemas naturales porque en ello nos va hasta la supervivencia comaaao especie, ¿no va a ocurrir otro tanto con la supervivencia feliz del propio ser humano si descuidamos el “ecosistema natural “de la vida humana con todo su amplio espectro de sintomas preocupantes derivados como variabilidad y fragilidad emocional, infantilismo, .incoherencia….egocentrismo.
.materialismo egoista….Todo el trasfondo del niño hijo de matrimonio fracasado nos sugiere que se ha dejado en él, queriendo o sin querer, un profundo pozo de insatisfacción que no va a ser facil de llenar .
Y mientras tanto nuestra tarea eclesial a no olvidar: “no quebrar la caña cascada” ni “apagar el pabilo vacilante” sino animar la vida para que no sea mala vida ,sino vida plena y abundante.
Actitud a la que Francisco llama: Iglesia como en” hospital de campaña”.

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