PREPARANDO LA SANTA UNCIÓN NOTA PASTORAL .


Hoy Miercoles Santo se reúnen en la catedral con el Sr Arzobispo muchos sacerdotes de la diócesis de Valencia y se bendicen los Santos óleos en la llamada Misa Crismal. Estos óleos se llevan a las diferentes parroquias de la diócesis para su uso en los sacramentos de Bautismo, Confirmación y Santa Unciòn y reciben los nombres de óleo de catecumenos, óleo de enfermos y Santo Crisma.
Por estas fechas celebramos también en muchas Parroquias la Santa Misa con la Santa Uncion para todas las personas que por edad , enfermedad o soledad, han de afrontar mayores dificultades en sus vidas y la Comunidad en la persona de sus sacerdotes les unge con el santo óleo para que reciban la fuerza espiritual que les ilumine en el dia a dia dando testimonio del Resucitado que les colme de su energia.
Con todos ellos, nuestro mejor patrimonio, familiares y feligreses nos unimos en oración.
Destacamos tambien que ésta forma de administración de la Santa Unción (=antes llamada Extrema Unción) recupera el valor de refuerzo para la persona mayor o enferma y apoyo de la Comunidad y se deja de lado esa impresión de ser sacramento para deshauciados y moribundos.
Hemos de recordar que el morir desde la fe cristiana no es el final definitivo. Es sólo el término de una etapa de vida terrestre y preparación para el encuentro definitivo y vida celeste junto al Resucitado nuestro Maestro de Vida y Guia tan querido.
Habrá que recordar a nuestros paisanos de hoy tan exquisitos en querer tapar hipócritamente sufrimientos y muerte que si el nacer fue cosa (=responsabilidad) de nuestros padres, no así es el morir. El morir es responsabilidad nuestra ,es acabar bien toda una vida en donde la dignidad no estriba en no sufrir y liquidar por inútil lo poco que queda de vida terrestre (=es la tentación del no creyente) sino ofrendarlo como yesca que se inflama con suave olor.
Lo diré con una imagen muy nuestra que expresa el morir como dulce fin: “mes val morir pansit que florit”. O como un cristiano viejo decía a su moribunda mujer: “pronto verás a Jesus a quien tu tanto amabas”.Asi visto, en el morir cristiano tiene sentido hasta el sufrimiento no buscado, pero sí asumido como corona de martirio que nos asemeja al dulce Jesús en la Cruz, de rostro paciente, inmortal y divino. Aquel que vino a animar la condición nuestra mortal en Esperanzada vida sin final.

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