03/07/2022

Lc 10, 1-12
Hay que encarnar la sencillez de vida propia de los hijos de Dios y descrita con aires poéticos en el sermón de la montaña para ser buenos testigos del evangelio y anunciarlo. Y la necesidad y urgencia de acoger ese estilo de vida se desprende y manifiesta a la perfección en los 72 discipulos que hoy recordamos que Jesus fue enviando a predicar para preparar su llegada.
Las recomendaciones que hoy va dando a los anunciadores o heraldos del evangelio son un precioso testimonio que hay que retener y aplicar a nuestra vida.
hay que orar para que el Señor mande obreros a su mies porque “la mies es abundante pero los obreros son pocos”.
Tomar conciencia del medio en que vivimos tan mendaz y adiccionante. Y ello nos fortalecerá para afrontar momentos hostiles en que nos vamos a ver” como corderos en medio de lobos”.
Nuestra presentación ante los receptores del evangelio ha de ser de la mayor sencillez en el porte y actitudes: no lleveis alforja ni talega ni sandalias no oro ni plata” no nos vayan a confundir con los comerciales de las empresas.
Vivir y anunciar el evangelio es vivir en la mas preciosa intimidad con Dios y cercanía con las personas . Y ello ya es de impacto para un mundo de hombres tan teatral y vacío de sentido e ideales si logramos transmitirlo.
Es posible que muchos oigan el mensaje de Jesús y vuelvan a la Iglesia y a la fe . Pero no nos debe envanecer el poder sobre los espíritus del mundo “ver caer a satanas del cielo” con sus manifestaciones (=orgullo, ira, avaricia, egoismo, lujuria…)sino el saber que el destino último de estos mensajeros del evangelio (y ojalá lo seamos todos)es que sus nombres están inscritos en Cielo).