Comentario homiletico 18/9/18

Lc 7,11-17
El relato de la resurrección del hijo de la viuda de Nain es de los mejores ejemplos de la profunda humanidad de Jesús. Allí en el mayor hecho del infortunio humano se hace presente Jesús y da vida a un hijo muerto y a su madre viuda . La ejemplaridad de este hecho es patente y se recoge en el último párrafo: “un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”.
Y casos como estos q claman al cielo no debieran ser sólo objeto de atención de la beneficencia sino de una justicia q amparara los derechos humanos de los más débiles.
El gesto profético de Jesús nos parece un toque de atención dirigido a todos para q nunca perdamos nuestra atención hacia los más desfavorecidos.

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