Comentario homiletico

Mc 12, 28-34
No amanecia aún cuando yo pensaba en el gen egoista tan presente y activo en nuestra sociedad hipercompetitiva: Esa que nos obliga a reinventarnos cada dia para apoderarnos de una cuota de mercado hasta sacar de quicio nuestro natural mas sano.
Y pensaba en el despertar de ese gen no menos instintivo q es el “gen solidario” y coopertivo. Aquel q nos invita a compartir y a hacer causa común con los hermanos . Y ese gen dormido me estaba pareciendo q empezaba a despertar con el con- finamiento obligado. Un mal invisible q nos afecta a todos sin excepción nos ha hecho ver q lo mejor para todos es cerrarnos en casa pero no por miedo sino por amor. Por amor al bien de todos ahora- gracias al covid 19 comprendemos q hay q hacer grandes sacrificios. Nos ha unido el miedo al enemigo común ,y ese miedo “mortal” nos ha hecho emerger la fuerza del amor a los demás como condición indispensable para la propia supervivencia. Y qué vamos a decir sino aquello de que “no hay mal q para bien no venga”. A la vista de lo q está ocurriendo da la impresión de q “el ganado humano” no reacciona sacando lo mejor (o tb lo peor)sino cuando se enfrenta ante grandes pruebas.
Hoy la reflexión sobre el amor a Dios y a los hermanos de q nos habla Mc nos lleva a pensar q el auténtico amor a Dios pasa por amar a todos como hermanos y amarlos a ellos es el mejor vehiculo para amarnos a nosotros mismos aunque no lo parezca.

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