NOMBRE Y MISION

Jn 1,29-34 Hoy recordamos el Santisimo nombre de Jesus que en hebreo significa(= Dios Salva). Ese nombre se lo puso Jose y Maria….y hoy con escuetas palabras Juan se encarga de decirnos su ascendencia anterior a el y y su misión : ser salvador cargando con el pecado del mundo que es el peor de los males que le sobreviene al hombre desde que Dios le dotara de capacidad de elegir en libertad.(Gen 1-11) y por eso dice:” este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y tendremos que recordar que hemos sido bautizados con agua y Espiritu para ser “alguien” con nombre y misión y como tales queridos y valorados por Dios no solo para existir sino por nuestra esencia trabajada por la simbiosis de nuestra realidad personal a la vez material y espiritual.Y habrá que entrar a reflexionar ahora que se habla de diferentes espiritualidades religiosas y no religiosas que la tarea de nuestra salvación es un trabajo cooperativo entre Dios y yo y ese va a ser el trabajo de nuestra encarnación o santificación. No somos un producto casual de la naturaleza. Dios ya nos pensó (= el Ojo Trinitario) y nuestra historia no es de retorno al polvo de la tierra . Nuestro yo redimido y por nuestra cooperación santificado no va a desaparecer al morir como existente anónimo disuelto en el Ser total sino como un invitado reconocible y con nombre al banquete celestial y por lo que vamos viendo son muchos los que se van santificando con su ejemplar conducta y no dudamos que tras la meta mortal marcharán entre los peregrinos que caminan hacia la casa del Padre . Canto: “Ciudadanos del Cielo” o “Marcha de los Santos” (Gospel- Jazz- Louis Armstrong).

DESCUBRIR A JESUS


Jn 1, 19-28 La pregunta que le hacen a Juan Bautista, ¿quién eres tú?, tiene mucho interés. Él la contesta presentándose como “la voz que clama en el desierto” de manera que se presenta con humildad, como un simple mensajero de Jesús -el Mesías- al que no se atreve ni a desatarle la correa de su sandalia.
También veíamos ayer a María que cifra su grandeza en Dios de quien se ha hecho esclava y por el cual ha llegado a ser la Madre de Dios.
Ahí vemos, en esa actitud humilde de sentirse simples transmisores de la bondad de Dios, la definición de quienes son ellos y de en qué concretan la importancia de su vida. Pablo mismo, tan certero como exagerado “en el decir”, comentaba en un arrebato místico: “ya no soy yo el que vivo, es Cristo quien vive en mi”. (Gal 2,20)
Son buenos modelos para aplicar en nuestra vida para reconocer la verdad de nuestro ser más íntimo y personal. De descubrir cuál es el motor secreto de nuestra vida
Ahora podemos meditar con el año nuevo que empieza: ¿Quién soy yo en verdad? ¿cuál es el protagonismo mío y el de Dios en mi propia vida? Y..descubrir a Jesús en mi y en los demas…Canto: Con vosotros está y no le conocéis “.