Comentario homiletico

Mc 3,13-19 relata con la precisión de hechos más que de palabras cómo y para qué Jesús fue configurando una agrupación de discípulos.
“Jesús subió a la montaña, llamó a los que quiso y se fueron con él”
Los llama para ser compañeros y estar con él viviendo con él y como él y para mandarles a predicar y sanar a la gente. Se trata, pues, de un proyecto de vida una forma de vivir y de estar en la vida. Y para ello es muy importante conocer a Jesús y su mensaje. Un mensaje que no es un conjunto de verdades teóricas sino de “verdades en la vida”. Ellos tenían que aprender siendo testigos oculares de cómo actuaba Jesús en su relación con los ricos, con los pobres, los enfermos, con las mujeres, con los poderosos, con los fariseos, … y viendo qué y cómo hacía Jesús tenían que hacer ellos lo mismo. Se trata de un conocimiento especial que sólo se puede conseguir viviendo con Él y como Él.
Esa forma particular de conocer hará que los cristianos nos llamemos “seguidores” de Cristo en cuanto no sólo somos llamados a “predicar” con palabras sino con el testimonio. Testimonio de un proyecto de vida a vivir al estilo de Jesús que es garantía de una vida de entrega alegre y esperanzada porque se vive con semillas de resurrección que anuncian la Resurrección definitiva en Cristo y con Cristo.

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