GLORIOSOS MARTIRES


Mc 6,14-29
Conocemos la historia de la muerte de Juan bautista profeta admirado por el pueblo de Israel y sin embargo degollado por Herodes para satisfacer el capricho de una bailarina que le pidió la cabeza. Aquellos tiempos en que los grandes de la política gobernaban con poder absoluto sobre la vida y hacienda del pueblo han pasado y se van estableciendo sistemas de gobierno más controlados por unas leyes mas justas y respetuosas con los derechos humanos.
La muerte de Jesús por cierto no ocurrió por arbitrariedad de los poderes de su época . Fue juzgado y condenado por ambos . Se alegaron causales politicas y religiosas alterar el orden público o destruir el templo. No se sostenían pero como molestaba a los intereses de los gobernantes lo crucificaron. No fue por tanto una muerte casual.
Jesús estaba sembrando la semilla del Reino de Dios en la tierra con sus valores para fermentarla. Pero ha de crecer junto con la zizaña que abunda por todos los estamentos -incluidos los eclesiales- de modo que con gran realismo Jesús profetiza que El con su muerte será el primer mártir pero no va a ser mejor la suerte de sus discípulos hasta el punto que establece una extraña bienaventuranza: llama bienaventurados a los discípulos que por seguirle y obrar con justicia sufrirán persecución.
Las democracias actuales han introducido una muy sana libertad de expresión. Gracias a ella todo sale a la luz pronto o tarde. Y se van sabiendo qué acusaciones han sido certeras y cuales falsas. Y sobre todo va ocurriendo que nadie tiene el privilegio de ser intocable. Lo que está faltando es una justicia ágil que no haga sufrir por su retraso tanto a justos como a culpables .